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El Colectivo Ratio una organización política revolucionaria de jóvenes, que busca transformar de fondo el sistema económico, político y social que funciona actualmente. Trabajamos en la búsqueda de una sociedad justa, sin explotados ni explotadores y en armonía con el medio ambiente. Entendemos que esta sociedad es opuesta a la imperante y sólo se podrá realizar cuando el pueblo trabajador tome consciencia y decida acabar con este modelo de desarrollo, imponiendo un modelo que nos beneficie a todos y a todas, y no solo a unos cuantos, un modelo donde no sean las cosas lo importante, sino sean las personas, los pueblos y la naturaleza lo importante, en resumen un modelo socialista.

domingo, 1 de abril de 2012

Ante un panorama electoral incierto y un futuro alarmante: ¡organización social!


Ante un panorama electoral incierto y un futuro alarmante: ¡organización social!
Posicionamiento del Colectivo Ratio de cara a la jornada electoral


Definitivamente un tema que ha rondado desde 2006, y aun antes, los momentos de discusión al interior de las organizaciones de la “izquierda revolucionaria” (o mejor dicho dentro de la izquierda no institucionalizada) ha sido y seguirá siendo el tema electoral.


La discusión fundamental a este respecto, se centra básicamente, pero no exclusivamente, en el hecho de si apoyar o no a López Obrador. En este sentido podemos ubicar dos grandes posicionamientos al respecto: Por un lado, algunas organizaciones argumentan que es necesario apoyar a Obrador, entre muchas otras razones, porque brinda la oportunidad de construir “comités de base” con una gran parte de las clases trabajadoras y explotadas allegadas a este movimiento (si bien se admite que esto lo han hecho de forma “desinformada”). Desde su óptica es responsabilidad de las organizaciones “revolucionarias” allegarse a estas bases y concientizarlas desde dentro. Las estrategias y los programas de las organizaciones que pugnan por una alianza con el Obradorismo varían ampliamente pues van desde las posiciones de centro-izquierda, las socialdemócratas y hasta un ala del trotskismo; pero casi invariablemente presentan este argumento como razón por la cual se debe estar con AMLO: su cercanía con las clases bajas. En contra parte, muchas organizaciones se han opuesto de grado en grado a esta alianza aun sea con las bases del obradorismo, tal es el caso de muchos sectores del trotskismo, el zapatismo, los grupos anarquistas en general; y un sinnúmero de grupos de izquierda más. El argumento fundamental de estos grupos, dentro de su heterogénea composición y diversas posturas, puede resumirse al hecho de que hallan en el apoyo a López Obrador no solo una legitimación de los poderes del Estado burgués, sino un franco acto de claudicación y renuncia de la vía auténticamente revolucionaria. En específico los grupos de corte trotskista vislumbran el arribo de un temido frente popular, es decir, una alianza entre la burguesía y el proletariado en aras de apaciguar a este último en su lucha en momentos de crisis.

En este orden de cosas, la discusión aun en temas tan básicos como las definiciones claras de cada una de las categorías en juego es amplísima ¿Es realmente el MORENA un Frente Popular? ¿Son realmente las bases obradoristas, pequeño burguesas? ¿Votar o no votar?, etc. Sin embargo, desde el Colectivo Ratio consideramos que nuestro actuar para con el obradorismo no debe de ser tan antagonista, si bien no dejamos de admitir que, por un lado, este movimiento es cercano a un frente popular, y por otro, precisamente por esto, puede servir como paliativo, distractor e incluso freno de las luchas auténticamente obreras y populares.

La pregunta que surge entonces es ¿Por qué si el Colectivo Ratio considera lo anterior  no toma una actitud abiertamente hostil hacia el obradorismo, como lo hacen otros grupos de la izquierda no institucionalizada? La respuesta consiste, primeramente, en el hecho de que muchas de las bases del obradorismo efectivamente son parte del pueblo trabajador; de modo que consideramos que el quid de la cuestión radica en las formas en que se realiza el acercamiento y la crítica, siempre fraterna, hacia estos sectores. Nuestro fin último es, pues, convertir a las bases del obradorismo en agentes verdaderamente revolucionarios (sin bien entendemos que eso es en extremo difícil). Lo que muchas organizaciones de izquierda no han querido entender es que entre esta gente, indudablemente, hay personas que potencialmente serán nuestros aliados en cuanto se desilusionen de la política reformista de Obrador.

Mucho del obradorismo, a fin de cuentas, ha estado en los momentos de lucha, aun codo a codo con aquellos que los tachan de contrarrevolucionarios, pues ambos son parte de las clases explotadas. Con esto no queremos decir que rehuyamos al debate, o que adoptemos una política de conciliación de clases, pues no guardamos ninguna confianza respecto a la dirigencia burguesa del MORENA, la cual, en el mejor de los casos, está limitada por su programa reformista; y en el peor, es abiertamente arribista y falsa.

Y, sin embargo, consideramos que Peña Nieto y el regreso del PRI significan un peligro inconmensurablemente mayor. Desde el Colectivo Ratio proponemos, que se diseñen planes y estrategias concretas para enfrentar esta dictadura en potencia que significa Peña Nieto. En buena medida, dadas estas mismas conclusiones, tenemos elementos para creer que la “sacrosanta” alianza de los grupos de la izquierda no institucionalizada en contra de López Obrador no solo es ociosa, sino contraproducente y cómplice involuntario para con Peña Nieto; no por el hecho de estar entorpeciendo el surgimiento de un gobierno socialdemócrata que “pudiera favorecernos”, sino porque nos está alejando de votaron por obrador, los cuales, tarde o temprano buscarán vías más radicales y reales.


Alejándonos de posiciones ortodoxas, poco prácticas y, por ende, no dialécticas; en el Colectivo Ratio hemos entrado en un proceso de discusión y síntesis que nos lleva a decir que la realidad concreta nos impone un escenario heterogéneo y pluriclasista donde, dada la atomización de las luchas, solo la unidad y el consenso nos darán la victoria. En otras palabras, la verdadera situación que muchos de los izquierdistas “revolucionarios” no se atreven a admitir es que el desarrollo del sistema capitalista en México es maduro y, sin embargo, la conciencia de los oprimidos no ha podido avanzar al mismo ritmo, más aun, las clases explotadas se encuentran desunidas y desvinculadas de las “dirigencias” tanto de los sindicatos charros  como de las “vanguardias revolucionarias”. 

El paso previo a la toma de conciencia de clase como tal es la desvinculación, primero del PAN y el PRI, de la idiosincrasia de Televisa y TV Azteca (de la ideología del capital como tal); y, posteriormente, (si es que esa etapa se da en la realidad) del PRD y de las posiciones chauvinistas, reformistas y demás posiciones no burguesas, sino pequeño burguesas, si acaso.

Igualmente podemos decir que la lucha contra Obrador no puede dejar de ser una lucha puramente moral, pues todos entendemos que López Obrador no va a ganar, aunque gane. Los dados han sido lanzados y el PRIAN en alianza con el duopolio televisivo y mucha de la burguesía nacional e internacional se han dedicado desde 2005 a gestionar una guerra sucia permanente en contra del susodicho personaje al grado de que hoy ya no logra sumar las grandes masas que movilizaba. Ya sea con Peña Nieto o con su plan contingente, Vázquez Mota, los poderosos del país ya han decidido, para eso se han valido de su poderoso aparato mediático; y, en el remoto caso de que López Obrador ganará las elecciones si la “Santa Madre Televisión” dice que no ganó, no habrá ganado aunque legalmente lo haya hecho.

Y no solo eso, sino que mientras la izquierda continua en su lucha en contra de Obrador, en los hechos, las políticas militaristas neoliberales, antipopulares; las famosas “reformas estructurales” pasarán con Vázquez Mota o con Peña Nieto de forma reforzada sin que se haya preparado ningún dique de este lado para contenerlas. Lo que nos espera luego de las elecciones de 2012 es una verdadera “dictadura de peluche rosa” donde nos podrán desaparecer de a miles pero la televisión hablara de el nuevo vestido de la gaviota, de que Peña Nieto ya va ser papá de nuevo, del perrito de la hija; o de el avance (broma aparte) de las mujeres en México con Vázquez Mota, de lo suavecito que nos apuñala su feminidad militarista o de cualquier babosada. En todo caso será un momento en el que de día serán los militares y de noche los narcotraficantes (pura burguesía ilegal) los que nos persigan. ¿Qué hará pues la izquierda revolucionaria? ¿Patear cadáveres o crear fortines contra la dictadura neoliberal?

Nuestra conclusión es, pues amigo lector, vote o no vote este julio ¡Organícese! 



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