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El Colectivo Ratio una organización política revolucionaria de jóvenes, que busca transformar de fondo el sistema económico, político y social que funciona actualmente. Trabajamos en la búsqueda de una sociedad justa, sin explotados ni explotadores y en armonía con el medio ambiente. Entendemos que esta sociedad es opuesta a la imperante y sólo se podrá realizar cuando el pueblo trabajador tome consciencia y decida acabar con este modelo de desarrollo, imponiendo un modelo que nos beneficie a todos y a todas, y no solo a unos cuantos, un modelo donde no sean las cosas lo importante, sino sean las personas, los pueblos y la naturaleza lo importante, en resumen un modelo socialista.

miércoles, 1 de junio de 2011

La Globalización a debate

La Globalización a debate.


Un análisis crítico



"La globalización económica y el ascenso del poder empresarial trasnacional han creado un clima favorable para las trasnacionales violadoras de derechos humanos"

Alfredo Jalife

Por Farid Reyes



Hablar de globalización en el siglo XXI es algo común en los análisis de coyuntura, en los círculos intelectuales y los espacios donde los líderes de opinión vierten sus conclusiones. La globalización se presenta como un escenario consolidado y benéfico para la humanidad, producto de la apertura comercial y los avances tecnológicos logrados por el ser humano en las últimas décadas; no obstante si estamos viviendo en esta globalización y es una realidad que llegó para quedarse, habría que preguntarse qué es lo que implica este concepto, revisarlo a fondo y comprender su dinámica.

En primer lugar hagamos un recuento histórico y entendamos que la globalización (llamada también mundialización en otras partes del mundo) comienza su historia con la caída del muro de Berlín, casi al tiempo en el que el Consenso de Washington proponía un decálogo para los países periféricos que se encontraban con problemas al no poder pagar su deuda, el decálogo incluía una receta en la que los Estados dejarían a las empresas espacios de operación económica anteriormente restringidos para la iniciativa privada; estas ideas comienzan a ser llamadas neoliberales tanto por sus impulsores como por sus críticos. Es de este modo que las barreras arancelarias y no arancelarias desaparecen dejando libre paso a mercancías e inversiones de empresas trasnacionales de los países imperialistas, se privatizan servicios y empresas de todo tipo argumentando su ineficiencia y la falta de recursos públicos para continuar operando, se desregulan los mercados financieros abriendo paso a la especulación en las bolsas de valores y se afianza la influencia de los grupos empresariales y de corporaciones multinacionales en las decisiones gubernamentales, entre otras medidas que son rápidamente adoptadas por partidos conservadores y grupos empresariales.

Estas ideas impulsadas desde los gobiernos de Reagan en Estados Unidos y de Tacher en Inglaterra involucran el desmantelamiento de sindicatos y de garantías sociales a la clase trabajadora, generando fuertes olas de represión a organizaciones obreras. Las medidas que fueron dictadas como “recomendaciones” para salir de sus crisis a algunos estados -impulsadas por escuelas del pensamiento “monetarista ortodoxo” como la Escuela de Chicago- son rápidamente implementadas a nivel mundial, pues los grupos financieros ven en estas ideas la posibilidad de incrementar su tasa de ganancia, la cual se había venido decreciendo. Algunos de los gobernantes que implantan esta nueva forma de capitalismo son: Argentina: Carlos Menem y Fernando de la Rúa, Bolivia: Gonzalo Sánchez de Lozada, Brasil: Fernando Collor de Mello, Chile: Augusto Pinochet, Colombia: César Gaviria y Álvaro Uribe Vélez, México: Carlos Salinas de Gortari, Perú: Alberto Fujimori, Uruguay: Luis Alberto Lacalle, Venezuela: Carlos Andrés Pérez.

Podemos decir que la idea globalizada de capitalismo implica el abrir paso a las empresas trasnacionales y permitirlas operar, es decir llevar a cabo la doctrina laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar) y limitar a los gobiernos en sus actividades no solo económicas, sino también sociales o culturales.

Apoyada por organismos financieros internacionales, al servicio de las burguesías, que “gobiernan a los gobiernos” como lo son el FMI, el BM o la OMC, entre muchas otras, el poder de las empresas trasnacionales avanza y se consolida a nivel mundial.

Uno de los fenómenos que trae consigo la globalización es la idea de la “Flexibilización Laboral” término que significa una reducción de los derechos de los trabajadores asalariados con miras a aumentar la competitividad y la producción de las organizaciones, extrayendo mayor provecho de la utilización de la fuerza de trabajo. Noam Chomsky definiría este término como “un eufemismo que significa que te puedes ir a dormir sin la seguridad de tener trabajo mañana, pero con la seguridad de que no tendrás prestaciones” las consecuencias de estas medidas están a la orden del día: podemos ver la destrucción de sindicatos o la implementación de “reformas laborales”.

Otro fenómeno de “dejar hacer” a las empresas es la deslocalización de empresas en países ricos para trasladar fabricas y centros de trabajo a países “explotables” esto genera desempleo fuerte en países centro y la competencia entre países periféricos para intentar atraer a la mayor cantidad de inversión trasnacional posible, aún sea con ofertas de poca o nula regulación en la destrucción de ecosistemas. Los países pobres en las actuales condiciones de comercio internacional navegan con la bandera de que en su país se puede explotar a la mano de obra.

La migración es una realidad cada vez más apremiante, miles de africanos intentan pasar a Europa, mientras miles de sudamericanos buscan llegar a Estados Unidos, como respuesta se construyen cada vez más fuertes y altos muros, y se generan posiciones xenófobas en los parlamentos de los países ricos. Las ideas de la extrema derecha vuelven a tomar fuerza en un escenario donde se ven muros infranqueables de un norte opulento, gracias a la explotación del sur.

Un escenario más en este proceso de integración económica es el del intercambio desigual entre países ricos y pobres, es ilógico pensar que se firme en tratado económico en condiciones iguales entre quienes son artífices de los avances tecnológicos, teniendo el capital para utilizarlo y quienes dependen de las exportaciones de materias primas. Esto aunado a que los países globalizadores “promueven el libre mercado pero no lo practican” pues son los más proteccionistas en muchos sentidos.

Existen múltiples problemas muy fuertes que están siendo generados por la globalización, como lo puede ser la destrucción medioambiental y la concentración de la riqueza, el espacio no da para hacer el recuento a fondo, lo que si podemos dejar claro es que estos problemas generan a su vez otros y son consecuencia directa de un modelo excluyente y destructivo. El problema aquí no es la globalización como concepto, más bien es la forma en que está siendo llevada desde las esferas de poder de la alta burguesía internacional.

Sin embargo, millones de personas se han dado cuenta de esta realidad y se han comenzado a organizar en contra del poder que se esta concentrando en la gran empresa: el movimiento altermundista surge como respuesta y resistencia, mientras la izquierda social y política intenta recomponerse y volver a levantar las banderas de un mundo diferente y es que hay que entender que el neoliberalismo es un retorno a la pura lógica del Capital, no es ninguna tormenta de paso sino la verdadera condición del mundo capitalista que habitamos. Ha barrido las medidas que habían inhibido la agresividad del Capital y los ha reemplazado con una desnuda explotación de la humanidad y la naturaleza. La información como arma, es una de las herramientas a nuestro alcance ante un escenario en el que no podemos ser ajenos e indiferentes.