A Mario Benedetti in memoriam
Antes eran otros tiempos. / ¡Claro! / ¡Qué conveniente ahora que lo pienso! / Decirlo así lo salva a uno de la amargura, / del sabor oscuro del silencio en la garganta, / del puño adormecido en mezquindades, / una y mil veces lo repito frente al espejo: / ¿Por qué será que no lo creo? / Hoy desperté con el alma un poco muerta, / Lo atribuí al inicio de semana, / Curiosamente ni el café me quitó el desgano, / Después supe de la muerte del poeta, / Hoy todos estamos un poco menos vivos, / Cuando muere un poeta, las utopías se agrieta. / Es que eran otros tiempos, / me sigo repitiendo / los de izquierda y las canciones de protesta, / cuando queríamos cambiar al mundo, / era la moda andar de guerrillero. / El Che desde su tumba aún nos hablaba, / se podía gritar, pero es que ahora, / son otros tiempos, amigo mío, / me lo digo mientras manejo a la oficina. / El día está gris y es tan curioso, / los pobres tienen hambre, /los políticos nos mienten todavía, / el oportunismo de los rico nos mutila, / nos seguimos endeudando con los gringos. / Es que eran otros tiempos, / No lo creo: lo único que cambió / es el silencio avinagrado en las gargantas. / Qué lástima haber muerto, Benedetti, / en estos tiempos de gente aletargada.
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