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El Colectivo Ratio una organización política revolucionaria de jóvenes, que busca transformar de fondo el sistema económico, político y social que funciona actualmente. Trabajamos en la búsqueda de una sociedad justa, sin explotados ni explotadores y en armonía con el medio ambiente. Entendemos que esta sociedad es opuesta a la imperante y sólo se podrá realizar cuando el pueblo trabajador tome consciencia y decida acabar con este modelo de desarrollo, imponiendo un modelo que nos beneficie a todos y a todas, y no solo a unos cuantos, un modelo donde no sean las cosas lo importante, sino sean las personas, los pueblos y la naturaleza lo importante, en resumen un modelo socialista.

lunes, 10 de enero de 2011


Sembrando


Por Axel Velázquez Yáñez

Esperanza, no delirio.

Persiste entre algunos políticos y ciudadanos –incluso los más aguerridos e informados- una especie de ilusión infantil, aquella que ha frustrado nuestro futuro como pueblo en varias ocasiones a lo largo de la historia; se cree que si ignoramos los verdaderos problemas que nos aquejan, van a desaparecer por sí mismos, como si se tratara de un proceso natural.

Los sectores progresistas del país han caído en repetidas ocasiones en la tentación de basar su lucha en maquillar la superficie de la profunda injusticia que tiene lugar en este territorio. Torturas, desapariciones e incluso muertes han sido en vano cuando líderes y movimientos se quedan cortos en cuanto a sus proyectos, sus reclamos y su determinación.

Lo anterior vino a mi mente al escuchar ya en repetidas ocasiones a líderes de izquierda asegurando que no es una realidad que Enrique Peña Nieto sea el próximo presidente de México. Al micrófono desdeñan sus posibilidades como presidenciable e incluso llegan al extremo de basar su escepticismo en la supuesta lucha encarnizada que se dará al interior del PRI, donde, aseguran, el actual gobernador mexiquense la tiene difícil.

Lo cierto es que el apoyo mediático con el que cuenta Peña Nieto es una triste y absurda realidad, pero tangible y fructuosa. Si la mercadotecnia en el año 2000 le hizo creer a un inocente electorado que Vicente Fox, un hombre poco lúcido y con un origen gris en el ámbito empresarial, de tala conservadora e hipócrita, representaba la democracia y el verdadero cambio, qué no podrá lograr con un personaje en apariencia políticamente correcto, como el Góber Geloso.

Más de uno argumenta que este señor ni guapo es. Qué importa lo que piensen los líderes de la izquierda cuando hay millones de personas que religiosamente consumen las telenovelas de Televisa y piensan que Peña Nieto es apuesto y, además, les hizo mucha gracia su boda con la Gaviota.

Si los intereses creados que tienen atado a este país lograron ponerse de acuerdo para imponer a un panista antipático que ni de chiste figuraría en las revistas del corazón, qué nos hace pensar que no se alinearan con Enrique Peña Nieto. En términos claros y simples, la oligarquía en el poder cuenta con mejores condiciones; la tiene más fácil, que en el 2006, y usará esta ventaja a su favor, por supuesto.

Sin embargo, este autismo militante, que impide la real interlocución de los políticos que se dicen de izquierda con la gente, no justifica un pesimismo aturdidor. También debemos como pueblo empezar a imaginar y trabajar en ese sueño que le ha sido negado a diferentes generaciones de mexicanos.

En la historia del hombre, los grandes cambios han comenzado con la imaginación y la esperanza. Aunque en Latinoamérica conocemos más de un ejemplo de sueños mutilados por intereses que trascienden nuestras fronteras, y que encuentran soporte en quienes al interior se convierten en fervorosos siervos al servicio del imperio –sí, el yanqui- y terribles tiranos que sangran a su pueblo.

Contemplemos la realidad con toda su adversidad y usémosla en nuestro favor, para pensar en acciones posibles, en un cambio de orden. En otro modelo económico, en nuestra emancipación de Estados Unidos, en nuestra necesaria relación con la Sudamérica Bolivariana, en nuestra deuda histórica con los pueblos indígenas, que no quieren saber nada de nuestro corrompido régimen de partidos. Sí, hay una mafia de empresarios, tecnócratas y políticos que tienen secuestrado a México, pero también hay intereses transnacionales, hay un modelo colonialista económico y una conquista cultural que no vamos a vencer haciéndonos los ciegos y los sordos.

1 comentario:

  1. Qué gusto que haya jóvenes pensantes. Cómo deseo que por cada palabra argumentada que se escribe en contra del PAN y del PRI, una persona cambie su cegada opinión para darle su voto a quien en realidad pretende ayudar a los que lo necesitamos. Un saludo Áxel.
    Adriel Galicia

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