Pronunciamiento en solidaridad con los estudiantes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) y el compañero Darío Álvarez Orranti.

Al pueblo de México.

A los jóvenes -estudiantes o no- que padecen este modelo económico y este gobierno.

La crisis social a la que nos ha llevado el des-gobierno calderonista y el modelo de desarrollo (capitalismo neoliberal) que nos han impuesto se agrava. En un clima de total inseguridad, en el que más de 32 000 muertes violentas han tenido lugar, a casusa de una guerra que nadie pidió -emprendida tan sólo para legitimar a un gobierno de dudosa procedencia electoral y a un modelo económico basado en la injusticia- el día de hoy acudimos a una de las peores muestras de impunidad y represión que se hayan suscitado durante los más de 4 años de mandato de Felipe Calderón.

El pasado 29 de Octubre, en el marco de la décimo primera Kaminata contra la muerte en Ciudad Juárez, la policía federal intentó asesinar a Darío Álvarez, al disparar al menos en cinco ocasiones contra los manifestantes. Esta barbarie tuvo lugar en las instalaciones del Instituto de Ciencias Biológicas y representa un grado de represión que no concebíamos ya, en contra de un estudiante de primer semestre de Sociología que se encontraba totalmente desarmado. El hecho nos recuerda a los periodos más negros del régimen priista.

Ante estos hechos, expresamos nuestra total solidaridad con Darío, con los estudiantes de Ciudad Juárez y con el pueblo de esta ciudad, que, al lado del resto del pueblo mexicano,  no deja de sufrir los efectos de un sistema destructivo y excluyente, y por lo tanto exigimos:

Castigo a los responsables de este atropello al derecho a la vida, seguridad y a la libertad de expresión, tanto a los autores materiales (policías ejecutores) como a los intelectuales (responsables de haber mandado a reprimir la manifestación).

Denunciamos además a Felipe Calderón, presidente de facto del gobierno federal de México, como responsable de los más de 32 000 muertos, de la violación de derechos humanos que se han dado a partir de la permanencia del ejército en las calles y como artífice del clima de descomposición social, económica y política que se vive en el país.

Un estudiante inconforme le resultó incómodo a los represores, una masa aplastante de jóvenes indignados traerá el cambio.

¡Los estudiantes politizados no son delincuentes!

¡Alto a la guerra contra el pueblo mexicano y el regreso inmediato de los cuerpos represivos a sus cuarteles!